Como educadores, es esencial tener una comprensión clara y precisa de cómo el alumnado va desarrollando su aprendizaje. Y la evaluación es básica para ello.

Evaluar el progreso de los estudiantes nos permite asegurarnos de que estamos cumpliendo con nuestros objetivos educativos.

También muestra que ofrecemos un ambiente de enseñanza efectivo.

Además, es una pregunta que suelen realizar en una entrevista cuando se trata de tu experiencia laboral. Por tanto, es importante saber qué hacer para evaluar el progreso de los estudiantes.

Y nosotros te daremos una mano con los siguientes consejos:

 

Define el tipo de evaluación

 

En primer lugar, debes determinar el tipo de evaluación, por ejemplo, si es:

• Sumativa: al final del curso para valorar el conocimiento.
• Diagnóstica: al inicio de un período de enseñanza para comprobar el nivel de instrucción y habilidades de los alumnos.
• Formativa: durante el proceso para obtener retroalimentación y ajustar la enseñanza en consecuencia.

 

También están las evaluaciones formales e informales.

No obstante, conviene adoptar una combinación de estos tipos de evaluaciones para obtener una visión completa y precisa del progreso de los educandos.

De igual forma, si es con un enfoque cualitativo, cuantitativo o cuali-cuantitativo.

 

Puntualiza las técnicas más adecuadas

 

Para evaluar el progreso de los estudiantes es preciso tener claro cuáles son las metodologías correctas según el criterio anterior. Es decir, cómo se va a evaluar.

¿Serán intercambios orales o pruebas escritas? ¿Autoevaluaciones, evaluaciones por pares o participación en clase?, o quizás una combinación de ellos.

Todo depende de lo que desees lograr:

• Las autoevaluaciones: permiten al estudiante evaluar su propio progreso.
• Los exámenes escritos: aportan información relevante de los conocimientos alcanzados.
• La observación: el maestro estudia y toma nota del desempeño y mejora de los educandos en el aula.
• Evaluaciones por pares: el alumnado evalúa la labor y el desempeño de sus compañeros.
• Tareas y proyectos: incluyen actividades individuales o en equipo, proyectos de investigación y trabajos creativos.

 

Fija los instrumentos a emplear

 

Para un entrevistador es elemental conocer tus pensamientos al respecto. Pues es la mejor forma de entender cómo planeas medir la evolución y el éxito de tus aprendices.

Y aquí entran las herramientas que puedes utilizar para evaluar el progreso de los estudiantes.

Entre ellas podemos mencionar:

• Listas de cotejo.
• Rúbricas.
• Cuestionarios.
• Entrevistas.
• Mapas mentales.
• Portafolios.
• Registro anecdótico, etc.

 

Por ejemplo, las rúbricas son útiles para promover la autoevaluación y la evaluación entre pares. Mientras que, las entrevistas y debates sirven para el intercambio verbal.

Claro que debes elegir el instrumento de evaluación adecuado para cada situación y meta educativa. Siempre teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades de los alumnos.

Así que, tómate el tiempo necesario y piensa en cómo llevarás a cabo tus lecciones. También de qué forma fomentarás el desarrollo social, académico y personal del alumnado.

De este modo, tendrás una discusión valiosa que permitirá entender mejor cómo planeas abordar la educación de tus alumnos.

Por tanto, evaluar el progreso de los estudiantes depende de la naturaleza de la enseñanza y los objetivos específicos. Considerando la formación adquirida, el desarrollo de habilidades y las actitudes relevantes del alumnado.