Suele suceder. Te quedas sin empleo y lo primero que comienzas a hacer es decirle a todos tus contactos y colegas que necesitas encontrar un nuevo empleo docente (o cualquier otro empleo). Por supuesto, entiendes que la red de contactos es muy importante en toda búsqueda de empleo.
También te apuntas a los principales portales de empleo de profesor. Ajustas tu curriculum, creas un perfil en LinkedIn, pues has leído por ahí que esta es una buena estrategia para hacerte visible en el segmento online y de esta forma, acceder a más oportunidades laborales en tu sector.
Pasan algunos días y comienzas a enviar el curriculum hospitales de tu ciudad, provincia e incluso, de toda la comunidad autónoma. Pasan semanas y no obtienes si quiera un llamado para una entrevista de trabajo. Comienzas a desanimarte y la actitud positiva que en un principio tenías, parece esfumarse. La consecuencia irremediable, es que pierdes la motivación y eso complica tu enfoque.
Estar desmotivado es lo opuesto a estar motivado. Sí, lo sé, es una obviedad lo que acabo de escribir, pero es cierto al 100%. La motivación genera una sensación de poder en las personas, nos hace sentir importantes, verdaderamente involucrados con nuestro proyecto, cualquiera sea y creer en que la posibilidad estará ante nosotros en cualquier momento. Y esto también se traslada a la búsqueda de empleo docente.
Cuando te sientes motivado, te mueves, porque es precisamente eso lo que propicia la motivación, que te muevas hacia la meta que quieres concretar, que agotes todas las instancias posibles para lograrlo y que incluso inventes nuevas alternativas cuando todo parezca haberse terminado.
La desmotivación, por el contrario, puede interpretarse como desesperanza ante los obstáculos que encuentras para concretar tu objetivo. Surge en el individuo una serie de mecanismos negativos basados en un estado de angustia y pérdida de entusiasmo y energía.
La desmotivación, bajo esta concepción, puede verse como una respuesta normal en quienes se ven bloqueados o limitados ante la imposibilidad de alcanzar un objetivo, sin embargo, sus consecuencias deben prevenirse.
Lo peligroso de la desmotivación es que esta sea constante. Todos podemos sufrir episodios de desmotivación, pero lo importante es saber identificarlos para poder introducir el cambio necesario para salir de ese trance. Instalarse en la desmotivación es ingresar en un círculo vicioso en el que puede verse afectado la confianza en uno mismo, la fuerza de voluntad, la capacidad de vincularnos con los demás, la productividad y la capacidad creativa.
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